En el texto de 1905 titulado "Tres ensayos de teoría sexual", Freud agrega al clásico esquema reflejo de estímulo-respuesta la presencia de estímulos internos, que más tarde especificará en su trabajo "Pulsión, destinos de pulsión". El modelo pulsional del primer trabajo surge a propósito de la descripción de las zonas erógenas, en donde éstas recibirían su condición erógena del estímulo externo que se utiliza para cancelar la sensación de picazón que es proyectada por un sentimiento de tensión interno. Este sentimiento actúa como un estímulo interno (psíquico) que se desplaza sobre un sector del cuerpo como una sensación de picazón o cosquillas, que al ser cancelada por un estímulo externo produce placer o satisfacción, que al repetirse varias veces ofrece el caracter erógeno al sector afectado. Si bien es ciero existen zonas erógenas predestinadas como tal, también es cierto que existen sectores del cuerpo que sin estar predestinados a la erogenidad, pueden asumir tal condición por efecto de una determinada estimulación placentera. De ahí que el concepto de pulsión se ubique en el límite del soma y la psiquis.
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